El valle del Orcia, Val d’Orcia o Valdorcia, es una de las comarcas más bellas de Toscana. La región del Orcia, situada al sur de Siena (a una media hora) conjuga en un pequeño territorio una gran variedad de atractivos que han hecho que la zona sea incluida en el Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.
En primer lugar debemos destacar la naturaleza particular del Valle del Orcia, relieve y paisaje herederos de millones de años de historia geológica y de miles de años de humanización. Y sin embargo, a pesar de que otras zonas de Italia hayan sido maltratadas por un urbanismo ignorante y carente de objetivos, el valle del Orcia ha mantenido su encanto. Un encanto que mezcla esa naturaleza bastante preservada con una humanización del relieve, de los campos de cultivo y las zonas de habitación, en un paisaje único que se ha convertido en imagen idealizada de Toscana.
Esas colinas y montes, esos pueblos abalconados sobre las cornisas rocosas; esos palacetes y casas solariegas protegidas por hileras de cipreses y campos que cambian de color con la estación, todo eso no es una casualidad. No es posible que la preservación de esta zona se deba únicamente a acciones individuales de un político o a la casualidad. Debe existir una razón mayor, una explicación que haya protegido de los falsos embates de la modernidad a esta maravilla.
No conocemos la causa pero sí el resultado. Y el resultado es una placer para los sentidos, en cualquier época del año. Quizá lo mejor es no ir en verano y encaminarnos hacia los pueblecitos impolutos y las abadías aisladas en primavera y otoño cuando hay menos turistas y cuando podemos apropiarnos mejor de todo el Valle del Orcia.
Cómo llegar.
El valle del Orcia comienza donde termina Siena. Al sur de la ciudad del Palio diríjanse hacia el sur y en una media hora estarán en el centro del valle, en San Quirico d’Orcia y Pienza.
Los panoramas para disfrutar del paisaje y de las vistas son innumerables, por lo que el conductor debe tener cuidado para no perder la cabeza y alejar sus ojos de las carreteras. Éstas son buenas y siempre hay algún lugar para pararse tranquilamente y hacer unas fotos.
SI continúan hacia el sur llegarán a la Maremma, la región de Grosseto y Piombino, con sus playas y la Isla de Elba en la lejanía.
La belleza evidente y debajo el volcán.
La geología complicada de los Apeninos ha creado a lo largo de millones de años las colinas y montes, los valles, los relieves suavemente recortados del Orcia. Hoy vemos las zonas de garriga y monte bajo, los bosques de pinos, los valles cultivados de tierra arcillosa, los viñedos que se agarran a las colinas y esculpen sus racimos gordos que darán esos vinos tan agradables, todo es tranquilo y plácido.
No obstante, bajo los montes y los valles refulge la naturaleza volcánica que alimenta los afloramientos de aguas termales de la región. Establecimientos termales y termas publicas se encuentran en todo el valle, al sur y al este los famosos baños de Filipo (Bagni de Filippo); los Bagno Vignoni, las termas de Saturnia, las de San Casciano, las de Rapolano.
Los pueblos del Orcia.
Los romanos construyeron una calzada, la vía Cassia, que fue una de las principales vías de comunicación del Imperio con la capital. Después, ya en la Edad Media la zona reposa sobre la egida de Siena primero y de Florencia después. Sus pueblos amurallados se dedicarán a la agricultura, aceite, vino, cereal, como hoy en día. Bien conservados y poco modificados, son ejemplos de urbanismo cuidado, limpio y que mezcla nuevos comercios y establecimientos hoteleros (B&B, agroturismos, hoteles con encanto…) y viejas ferreterías, panaderías, comercios que ya no se encuentran en Europa.
Nombres como Castiglione d’Orcia, Montalcino, Pienza, Radicofani y San Quirico, son referencias que o deben olvidar. Pienza es la más visitada con sus edificios cuidados, su pasegiatta, sus iglesias y museos, pero quizá San Quirico es el mejor sitio para dormir. En San Quirico destaca su muralla, su iglesia y las callejuelas animadas. Montalcino sobre una cresta, con su castillo en la parte más alta y sus calles de piedra… Todos los pueblos deben visitarse y disfrutarse.
Pero además de los cinco principales, el valle del Orcia esconde otros pueblecitos menos conocidos pero igual de interesantes como: Contignano, Monticchiello, Bagno Vignoni, Rocca d’Orcia, Campiglia d’Orcia, Bagni San Filippo, Vivo d’Orcia. En cualquiera de ellos puede encontrar un pequeño bar, un restaurante con encanto un B&B donde vivirá pequeñas experiencias, donde disfrutará con sus hijos o afianzará un amor romántico que va a recordar toda su vida.
Muy cerca del Orcia.
Además de Siena y la zona de las Colinas Senenses, otras zonas que se pueden visitar son Montepulciano, el Valle del Chianti, Volterra, la Maremma y Arezzo. Florencia tampoco está demasiado lejos.
Deporte, gastronomía y cultura.
Además de las posibilidades para la práctica del senderismo, de la bicicleta de montaña, los paseos a caballo etc… la región es ideal para los amantes de la fotografía, y para aquellos que buscan paz y tranquilidad. Una vez descansados o cansados dependiendo si somos más deportivos o preferimos descansar en las termas o al sol, el Valle del Orcia ofrece una variedad gastronómica que hará nuestras delicias. Los quesos de oveja de Pienza (pecorino), el aceite de oliva virgen de Castiglione, la miel, las pastas toscana (Pici), los embutidos, los vinos (entre ellos el Brunello de Montalcino), las setas y las trufas completan los sabores locales a degustar.
Para terminar diremos que el valle del Orcia es una de esas zonas del mundo donde uno podría imaginarse. Un lugar donde uno podría vivir desde el primer momento como si siempre hubiera estado allí.
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