Situada entre Pistoia y Lucca, Montecatini Terme es el centro termal por excelencia en la Toscana (con el permiso de las Termas de Saturnia) ya no sólo por su pasado histórico asociado a sus aguas que surgen de la tierra, si no por la gran inversión en renovar las instalaciones e introducir nuevos tratamientos. Además de las célebres termas, nos sorprenderán los edificios ostentosos que Cosme I de Médici promovió, y que posteriormente el gran duque Pietro Leopoldo de Toscana restauró ya en el siglo XVIII.
Muchas de estas villas tienen un estilo ecléctico, de estilo modernista (liberty). Algunas de las termas más famosas donde podemos celebrar de las aguas y de los tratamientos están ubicadas en el Parque delle Terme: las de Terme Tettuccio, Terme Excelsior, Terme Redi, Terme Grocco, Terme La Salute, Terme Leopoldine, Terme Regina, Terme Tamerici o Terme Torretta.
Entrada a las Termas de Montecatini
Si recorremos algunas de ellas como el edificio de las termas Excelsior de 1915 admiraremos el bello interior, con un techo de cubos de cristales de Murano. En las Termas Leopoldinas (de 1777 y llamadas anteriormente Bagno dei Merli) el cráter por donde emanan las aguas se sitúa en el centro del patio. Por su parte las de Tettuccio muestran una arquitectura neoclásica de noble factura, principalmente por la fachada del XVIII y por las piscinas circulares adornadas con azulejos art nouveau.
Montecatini era frecuentada en el siglo XVII por lo más selecto de la nobleza europea que buscaba en los beneficios de sus aguas la curación a sus afecciones, mientras disfrutaba de un ambiente aristocrático y selecto en el que departir sobre asuntos triviales o el rumbo de la Vieja Europa. Personajes célebres del pasado de Italia fueron huéspedes de honor en Montecasini, como los músicos y compositores Verdi, Rossini, Leoncavallo, Puccini y Mascagni; incluso aquí murio en 1957 el diseñador francés Christian Dior.
Varios siglos después de su cenit, Montecatini sigue siendo una ciudad balnearia donde las termas conservan su prestigio en toda Italia, ofreciendo otras propuestas como la visita al hipódromo donde se celebran carreras y competiciones internacionales; el golf, o los excelentes restaurantes donde profundizar en la gastronomía toscana.
Característico es su funicular, que une Montecatini Terme -partiendo desde cerca de las Termas Tettuccio- con Montecatini Alto, un núcleo cuyos orígenes son anteriores al año mil. La estructura del funicular data de 1850 y se ha conservado exactamente como en su origen, con su interior completamente hecho de madera.
Ya en Montecatin Terme paseamos por el trazado medieval con muchas tiendas de anticuarios, prestando especial atención a la torre di Ugolino y algunos palacios del centro. Las dos iglesias, la Pieve de San Pietro y la del Carmine se asientan sobre edificios románicos que muestran huellas en los capiteles que muestra el museo.