Al hablar de los mejores pueblos de Toscana siempre surgen nombres como San Gimigniano o Montepulciano pero el elenco de candidatos es tan amplio que otros menos conocidos como Pitigliano asombran por pasado, historia y belleza.
Sobre el promontorio, poéticamente suspendido, Pitigliano permanece encaramado en una de las zonas más interesantes de la Maremma y de la provincia de Grosseto.
Al igual que otros pueblos de Toscana, proliferan las colinas de Toba (“rupe tufacea“), una roca porosa de caliza y limo que se camufla con el color de las casas, forjando un cuerpo monocromo que causa fascinación a los viajeros. El subsuelo de las casas a menudoe stá excavado, y lo que fueron tumbas etruscas luego se reutilizaron como bodegas subterráneas de las viviendas.
Es muy recomendable saborear y apreciar el vino Bianco de Pitigliano, un DOC blanco excelente a base de uvas Trebbiano y Chardonnay (de los pocos que pugnan en calidad con los tintos toscanos); y pasear después por los frescos callejones que se libran del rigor del calor en verano.
Historia de Pitigliano
A menudo denominada como la Pequeña Jerusalem (por los hebreos de Livorno) por la concentración de judíos en el siglo XIX, hay testimonios de la presencia de asentamientos neolíticos y posteriormente de los etruscos en numerosas grutas de Pitigliano. El topónimo deriva de la Gens Petilia, la comunidad romana que lo habitaba.
Primero la familia Aldobrandeschi y luego con aún mayor explendor de mano de los Orsini, Pitigliano vivió un medievo entre las disputas con Siena. A inicios del XVII queda anexada al Granducado de Toscana de Fernando I de Medici, sin que eso resultase economicamente satisfactorio para la villa, que ya en el XVIII con la dinastía de los Lorena reflotó su actividad mercantil.
Las callejuelas medievales del barrio judío con su Sinagoga eran un hervidero de la comunidad hebrea gracias al sano clima de convivencia con los cristianos. Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la persecución nazi, la mayoría abandonó Pitigliano.
Como citábamos, Pitigliano recibió judíos de otras localidades, durante siglos perseguidos por el Estado Pontificio o por el mismo Granducado. Poco a poco Pitigliano se convirtió en un pequeño oasis hebreo bajo la protección de la Familia Orsini, y en 1589 se construye la Sinagoga.
Que ver – Turismo
Pitigliano no es grande, y sus calles se recorren en unas horas, pero conviene caminar relajado, con paso lento para perderse por rincones y desvelar la auténtica fascinación que desprende. Además hay tantos lugares con vistas panorámicas y un sin fin de recorridos por los alrededores a través de las cuevas etruscas, que bien merece dedicar un par de días para relajarnos y conocerla a fondo.
La antigua puerta se abre a la piazza Petruccioli, entrada al centro histórico. La ruta nos conduce por los monumentos y edificios más célebres, como el acueducto mediceo, obra con quince arcos (son de ellos inmensos) a mediados del siglo XVI. Si seguimos su silueta alcanzamos la Fortaleza Orsini.
Volviendo a la plaza Petruccioli hallamos el Palazzo Orsini, en cuyo interior está el Museo arqueológico, el archivo diocesano y la biblioteca, además de un precioso patio y el pozo hexagonal. En el Museo de Arte Sacro está expuesta la obra la Madonna con Bambino del maestro Jacopo della Quercia.
Para admirar las vistas panorámicas de Pitigliano en 2016 se inauguró una pasarela que va desde Via Santa Chiara hasta Piazza della Repubblica, ofreciendo una perspectiva maravillosa de los valles.
El duomo o Cattedrale de San Pietro y Paolo se halla avanzando, en la plaza Gregorio VII con un interior de estilo barroco y por fuera destacando su campanario.
Barrio Judío
El barrio judío se fue conformando a lo largo del siglo XVI, favorecido por el amparo de los condes Orsini, lo que permitió su crecimiento y el de la economía local. Con el cambio de poder a la dinastía Medici ese apoyo desapareció, creándose un ghetto para concentrar y marginar a la comunidad judía hasta 1765. Se puede visitar la sinagoga en el callejón Vicolo Manin, con estancias para los baños rituales, la carnicería Kasher,o el horno.
Las cuevas de la Vie Cave di Pitigliano posibilitan un recorrido histórico de los etruscos, que excavaron grutas en la roca con una motivación aún desconocida, quizá ritual, de defensa…de lo que no hay duda es el gran trabajo que supuso hace unos 2.500 años.
Fiesta de la Torciata di San Giuseppe
La fiesta de San Juan (San Giuseppe ) el 19 de marzo es el evento más importante del año. Esa noche hombres encapuchados recorren la ciudad con antorchas sobre la espalda. Al llegar al Comune encienden a un muñeco que representa el invierno y el cambio de estación del equinoccio de primavera.
Para acabar de conocer Pitigliano no hay más que dejarse llevar hasta toparse con con lugares como el Parque Orsini fuera del pueblo, donde conviven los restos de la Iglesia de San Francisco destruida por un incendio con algunas esculturas. Al parque se le conoce también como Poggio Strozzoni, porque fue el escenario del asesinato de la mujer del Conde Orso Orsini, que sospechaba de su infidelidad.
Si tenemos tiempo podemos acercarnos a la Necrópolis del Gradone, o al templo paleocristiano en la que carretera que va hacia Sovana.
Como llegar a Pitigliano
Pitigliano se encuentra en la provincia de Grosseto, al sur de la comarca de la Maremma, a unos 60 km de la costa y playas toscanas, y a unos 40 del lago de Bolsena (ya en la región del Lazio).
La mejor opción es llegar en coche de alquiler. Desde el norte (Siena o Roma) por la SS2 Cassia hasta Acquapendente, continuando luego por la SP49 hacia Onano, Sorano y desde aquí tomando el desvío a Pitigliano. Desde el sur y Grosseto se conduce por la SS1 Aurelia hasta Albinia para cambiar a la Strada Regionale Maremmana la SR74 con dirección a Marsiliana. Al llegar a Manciano se cruza por la misma carretera hasta llegar a Pitigliano.
Como no hay estación de tren en la cercanía se debe bajar en la de Orbetello, Grosseto o Firenze y desde cualquiera de ellas tomar un autobús a Pitigliano.
Excursiones desde Pitigliano
No lejos del pueblo hay otros lugares atractivos como la Necrópolis Etrusca del pueblo de Sovana (a 7 km y con otros atractivos como su castillo, el duomo o el Parque Arqueológico), las Termas de Saturnia (una de las más famosas de Toscana), o el Museo arqueológico al aire abierto Alberto Manzi. También a las afueras de Pitigliano hallamos el complejo megalítico de Poggio Rota, construido para la observación de los astros, y la necrópolis de Poggio Buco.